En los próximos meses vamos a enfrentar la entrada en vigor de varias normas de información financiera. Para el que no esté preparado le sucederá lo que a aquellos que dependían en el año 2000 de un software que no tenía el año en cuatro dígitos. Simple y sencillamente no funcionaron.
Fuente: nicniif.org
En los próximos meses vamos a enfrentar la entrada en vigor de varias normas de información financiera. Para el que no esté preparado le sucederá lo que a aquellos que dependían en el año 2000 de un software que no tenía el año en cuatro dígitos. Simple y sencillamente no funcionaron.
Las normas que entran en vigor son las de instrumentos financieros y la de ingresos por contratos con clientes. Parte del problema es que piden aplicación retrospectiva en las cifras del año anterior para efectos de comparabilidad. Es decir, se tendrán que reformular las cifras iniciales de 2017, o sea las finales del ejercicio 2016 que está por terminar en unos meses.
La norma de ingresos por contratos con clientes tiene varios retos. Uno de los principales es la descomponetización de varios productos que pueden estar incluidos en un contrato de venta a un cliente, con base en el precio de venta independiente de cada uno de los productos o servicios. Un ejemplo claro es cuando una entidad telefónica vende un teléfono celular, incluyendo una línea telefónica y un servicio de telefonía por un cierto periodo. La entidad tendrá que determinar cuál es el precio de venta independiente de cada uno de los componentes, lo cual puede diferir por razones comerciales del monto en que se contrata cada uno de ellos con el cliente, y prorratear el total de la transacción en proporción a los precios independientes.
Se podría pensar que este tipo de entidades tendrán los recursos para resolver el problema y todo queda solucionado. Sin embargo, la descomponetización afecta a otras entidades que venden un paquete de productos, como el sector turístico del país, que vende paquetes "todo incluido", que incluyen alojamiento, comidas, bebidas y hasta transportación. Esto afectará a líneas aéreas y hoteles.
Además de asignar la proporción de la transacción a cada componente, habrá que asignar el costo de cada uno de ellos, lo cual será un reto interesante. Asimismo, estas normas traen retos en los contratos que se satisfacen a lo largo del tiempo.
En cuanto a instrumentos financieros, entran en vigor varias normas relativas a inversión en instrumentos financieros, cuentas por cobrar, instrumentos financieros para cobrar el principal e interés, instrumentos financieros por pagar, deterioro de instrumentos financieros por cobrar e instrumentos financieros derivados y relaciones de cobertura. El hecho de que algunos países como México entre otros se hayan separado de varias normas de lo que contiene la NIIF 9, Instrumentos Financieros, del IASB da una idea de lo compleja que es esta última norma.
Si bien algunos aspectos del cambio, tal como la clasificación de instrumentos financieros en el activo, puede no ser muy problemática, existen otros cambios que pueden llevar a una entidad a cambiar sus estrategias de negocio por el efecto de las nuevas normas.
Por ejemplo, la forma en que operarán las coberturas parece simplificar el horizonte de reconocimiento de las mismas, pues se elimina la medida arbitraria de que una cobertura es efectiva si se mantiene dentro de un cierto rango. Sin embargo, ahora se requerirá que una entidad defina y comunique cuál es su estrategia de administración de riesgos financieros y las relaciones de cobertura sólo podrán reconocerse si el objetivo de cada cobertura está alineado con ésta. Además, hay otros cambios que deberán considerarse. Lo anterior puede llevar a modificar la administración de riesgos financieros y los objetivos para cumplirla.
El tema más complicado será el de determinar las pérdidas crediticias esperadas, el cual no será sólo un problema de cálculo, sino uno de administración de riesgos de crédito. Como tendrá que considerarse la experiencia de pérdidas pasadas, aunada a cambios en las condiciones actuales y a pronósticos razonables y sustentables, una entidad que tenga una cartera de instrumentos por cobrar importante requerirá tener una función de administración de riesgos de crédito muy sólida. Los bancos llevan ya varios años trabajando en ello, y las diversas encuestas parecen indicar que están logrando el objetivo. La incógnita es cómo lograrán tener esta función las otras entidades financieras de menor tamaño, así como entidades comerciales con carteras importantes.
Por otra parte, para que una función de administración de riesgos de crédito funcione, se requerirá tener información adecuada para producir las estadísticas de comportamiento de cartera histórica, determinar el efecto de condiciones actuales y, sobre todo, tener pronósticos sustentables y razonables que permitan administrar riesgos de crédito y determinar las pérdidas crediticias esperadas. Para algunos esto podrá ser desesperante.
El tiempo se acaba…