La reforma se verá enfrentada al "ensayo y error" no solo para los contribuyentes sino también para el Servicio de Impuestos Internos.
Fuente: diario.elmercurio.com
Llevamos más de dos años estudiando, analizando y discutiendo la reforma tributaria y quién sabe cuánto tiempo más estaremos en ello. Lo anterior porque la reforma -en la parte medular, que es la aplicación de los nuevos sistemas- comienza a regir recién en enero de 2017, y por lo tanto no será sino hasta abril de 2018 que veremos su aplicación en régimen. Solo a contar de ese momento podremos evaluar los impactos, dificultad y cumplimiento tributario de estos nuevos sistemas; nos daremos cuenta si la información fluyó como debería, si las declaraciones juradas pudieron presentarse en forma y tiempo, y si la información de terceros fue suficiente, entre otros aspectos. La reforma se verá enfrentada al "ensayo y error" no solo para los contribuyentes sino también para el Servicio de Impuestos Internos, quienes deberán revisar y fiscalizar la operación renta del Año Tributario 2018 con una nueva mirada y con los conocimientos técnicos necesarios para orientar a los contribuyentes, y corregir los errores que estos pudieran haber cometido en este primer ejercicio comercial de aplicación, los que sin duda serán mayores a los que estamos acostumbrados.
Se acercan las elecciones presidenciales en noviembre del próximo año y algunos eventuales candidatos ya han anunciado su voluntad política de "continuar simplificando" la reforma tributaria o establecer una nueva reforma más simple y, en algunos casos, hasta menos onerosa. Este debate dependerá en mayor o menor medida de cómo se vea y se palpe la aplicación de estos nuevos sistemas, ya que no resulta razonable seguir permanentemente en "modo reforma tributaria," sin perjuicio de la natural aspiración de contar con un sistema tributario que promueva tanto la redistribución como el crecimiento económico y la inversión.