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Empleados fiscales ganan 55% más que el promedio nacional y son los terceros mejor pagados detrás de la minería y sector financiero

Mesa del sector público pide un reajuste de 7,5% y Gobierno ofrece 2,9%:

Mesa del sector público pide un reajuste de 7,5% y Gobierno ofrece 2,9%:
Empleados fiscales ganan 55% más que el promedio nacional y son los terceros mejor pagados detrás de la minería y sector financiero

La Encuesta Suplementaria de Ingresos, del INE, muestra que el sueldo promedio en Chile de los ocupados -dependientes e independientes- es de $505 mil mensuales, mientras que los empleados de la administración pública ganan $787 mil.

Pablo Obregón Castro

Se sabía: con dos mesas del sector público tratando de operar en paralelo, y con un ministro de Hacienda empeñado en reducir el déficit estructural en 0,25% por año, se sabía que los dirigentes sindicales la tendrían muy difícil en esta negociación salarial.

El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, puso sobre la mesa una oferta de reajuste nominal de 2,9%, muy lejos del 7,5% que pretendían los dirigentes e, incluso, por debajo de la inflación observada en doce meses, de 3,4%.

Una oferta que ni siquiera compensa el alza del costo de la vida, acusaron los dirigentes de los catorce gremios del Estado que negocian en esta instancia, liderados por la CUT.

Pero lo que no dicen los dirigentes, explica la investigadora del Centro de Estudios Financieros del ESE Business School, Cecilia Cifuentes, es que los empleados públicos pueden negociar varias veces al año y en todas obtienen algo: negocian a nivel nacional -que es lo que se está desarrollando ahora-, negocian por ministerio y, finalmente, por servicio.

Un análisis del Ministerio de Hacienda denominado "Evolución de Remuneraciones del Sector Público en Perspectiva" advierte la misma situación: entre 2005 y 2015, las remuneraciones de los empleados estatales -de planta y a contrata- se incrementaron 172% por efecto de la negociación del reajuste y 218% si se consideran las mejoras salariales adicionales por servicio.

En 2015, por ejemplo, los trabajadores del Registro Civil tuvieron dos negociaciones en cosa de días. El 6 de noviembre de ese año lograron un bono anual de $518 mil por cumplimiento de metas (paro de 39 días mediante). Y, veinte días después, obtuvieron un reajuste de 4,1% como parte de la mesa del sector público.

Este mecanismo de negociación sobre negociación es lo que explica -entre otros factores- la brecha que separa a los empleados del Estado respecto de los del sector privado.

La Encuesta Suplementaria de Ingresos, del INE, muestra que el sueldo promedio en Chile de los ocupados -dependientes e independientes- es de $505 mil mensuales, mientras que los empleados de la administración pública ganan $787 mil, 55% más que la media nacional. Con esto, los funcionarios estatales se ubican como el tercer sector mejor pagado (sin contar los organismos extraterritoriales, como Naciones Unidas). Se ubican solo por debajo de la minería y del sector financiero y por encima de 13 actividades.

Estado gasta $2,5 millones mensuales, en promedio, por trabajador

Si se considera el gasto total que debe realizar el Estado por cada trabajador -incluyendo funcionarios de planta, a contrata y a honorarios asimilados a grados de la escala funcionaria de la administración central-, la brecha se amplía aun más. Si en 1995 el Estado gastaba $1,3 millones mensuales por trabajador (con pesos actuales), en 2015 esa cifra se elevaba a $2,56 millones, según cifras del Centro de Estudios Financieros del ESE Business School, construidas con datos de la Dipres. ¿Cómo se llega a esa cifra? Los funcionarios del Estado obtienen una serie de asignaciones establecidas por ley, como bonos de desempeño a nivel individual, colectivo e institucional, asignación de escolaridad y bonificación adicional al bono de escolaridad, pago de zonas extremas, aporte al servicio de bienestar, horas extras y viáticos, entre otros.

Para el economista de la Fundación SOL Gonzalo Durán, los promedios salariales del sector público se ven fuertemente influidos por los directivos de primera línea.

A su juicio, lo más representativo es ver la mediana de sueldos (el número que está justo en el medio); es decir, el sueldo más representativo de la administración del Estado: "Si uno saca a los profesionales de primera línea, estamos hablando que el 50% de los trabajadores públicos gana cerca de $500 mil. Eso, como proporción del PIB per cápita (US$ 23 mil) es bastante modesto para un país como Chile", afirma Durán.

Efectivamente, la mediana salarial entre los empleados públicos es de $580 mil (bastante menos que el promedio de $787 mil), pero la mediana de los privados es también más baja: $354 mil, según cifras del INE.

En la mesa del sector público saben que estas diferencias salariales entre el sector público y el privado es un dato que les juega en contra a la hora de discutir los reajustes anuales.

Sin embargo, creen que este no es el momento para discutirlo. El coordinador de la mesa del sector público, Carlos Inzunza, sostiene categórico: "Si quieren hacer un planteamiento respecto a la necesidad supuesta de racionalizar los ingresos de los trabajadores públicos, pueden hacerlo, pero hoy estamos discutiendo el reajuste", afirma.

Agrega que comparar las remuneraciones del sector público con el privado no deja bien posicionado al Gobierno, sobre todo cuando la autoridad se ha propuesto combatir la inequidad: "Es una comparación muy discutible que el Estado como empleador deba comportarse de la misma manera que el empleador privado, porque las remuneraciones del sector privado son muy bajas", señala.

Una visión diferente tiene Cifuentes. A su juicio, los dirigentes del sector público no han caído en cuenta que su sector no pertenece a los segmentos más pobres. Al contrario, se encuentran en la parte alta de ingresos entre los trabajadores chilenos: "A esta altura, un reajuste alto empeora el Gini (indicador de desigualdad)", afirma.

"Lo que genera el Estado es un efecto faro, que se convierte en un piso para las negociaciones del mundo privado"

Los economistas suelen advertir que todas las fijaciones de precios tienen un efecto distorsionador sobre el mercado. Es así como un incremento del sueldo mínimo tiene un efecto en los salarios del mercado laboral, sobre todo entre aquellos trabajadores que ganan algo más que el mínimo.

Este efecto también se presentaría en el caso del reajuste de remuneraciones del sector público. Para Gonzalo Durán, economista de la Fundación Sol, precisamente porque los sueldos del sector privado son bajos, es que la negociación del reajuste es importante para todos los trabajadores, y no solo para los del Estado: "Lo que genera el Estado es una señal a los privados, es un efecto faro, que se convierte en una suerte de piso para las próximas negociaciones del mundo privado (...) uno observa que el gobierno (al ofrecer un 2,9%) también está resguardando los intereses del empresariado al no querer afectar las compensaciones privadas", afirma.