Existen cada vez más inversionistas que incorporan en sus estrategias de inversión aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza.
Existen cada vez más inversionistas que incorporan en sus estrategias de inversión aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (variables ESG, por su sigla en inglés). Por ejemplo, cerca de 2.500 inversionistas en el mundo, que administran activos por más de 90 trillones de dólares, se han adherido a los Principios para la Inversión Responsable.
La disponibilidad de información veraz, oportuna y suficiente sobre las empresas es una pieza central para el correcto funcionamiento del mercado de capitales. Tradicionalmente, el foco ha estado en la información financiera de las empresas. Sin embargo, en los últimos años, ha existido un creciente interés de los inversionistas por acceder a un conjunto más amplio de información, tales como la relación que tienen las empresas con el medioambiente y las condiciones que ofrecen a sus trabajadores.
De esta manera, existen cada vez más inversionistas que incorporan en sus estrategias de inversión aspectos medioambientales, sociales y de gobernanza (variables ESG, por su sigla en inglés). Por ejemplo, cerca de 2.500 inversionistas en el mundo, que administran activos por más de 90 trillones de dólares, se han adherido a los Principios para la Inversión Responsable. A fines del año pasado, un grupo de inversionistas norteamericanos, que administran activos por más de 5 trillones de dólares, escribieron una carta pública al regulador de valores norteamericano pidiéndole requerir a las empresas divulgar información sobre factores ESG.
En el 2015, la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) dio un primer paso en esta materia al requerir a los emisores de valores incluir en su memoria anual un reporte de Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible. El reporte contiene información sobre diversidad y brecha salarial en la organización. Con el objetivo de seguir avanzando en esta dirección, esta semana la CMF puso en consulta un proyecto normativo que moderniza, perfecciona y amplía la información exigida en el reporte de Responsabilidad Social y Desarrollo Sostenible.
La propuesta incorpora nuevas exigencias, con el propósito de proveer a los inversionistas y al público en general un conjunto de información sobre las empresas más completo y comparable respecto de aspectos ESG. El nuevo reporte se organiza en las tres dimensiones utilizadas en los reportes de sostenibilidad de mayor reconocimiento global: indicadores económicos (tales como plazos de pago y evaluación de proveedores), indicadores del impacto de la entidad en el medioambiente (como uso de energía y agua y huella de carbono) e indicadores sociales (tales como diversidad en el empleo y brechas salariales). Para cada una de estas dimensiones, la empresa deberá reportar qué políticas ha establecido, qué metas ha definido y cómo han ido evolucionando las métricas.
Esta nueva normativa es parte de un proceso integral de revisión de los requisitos de entrega de información y de los estándares de gobernanza que está llevando a cabo la CMF, que apunta a ubicar a Chile en una posición de liderazgo en la temática ESG.
Fuente: www.pulso.cl