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Evaluación y renovación del directorio

Las nuevas tecnologías y las redes sociales, entre otras, están provocando cambios acelerados en los modelos de negocio, estructuras y liderazgos de las empresas.

No obstante, en nuestro último Índice de Funcionamiento de Directorios en Chile, el 50% de los directores dijo no entender bien los cambios que se estaban produciendo y que su empresa, y el mismo como director, no estaban preparados.

Existen tres practicas comunes que dificultan la innovación y la adaptabilidad oportuna frente a los cambios. La primera es que los directorios se enfocan más en las tareas de control que en las estratégicas y el conocimiento de sus clientes.

La segunda es que pocos directorios se evalúan y, como sabemos, lo que no se mide no existe, y difícilmente mejora.

Y la tercera es que muchas empresas tienen controlador en Chile, con el consecuente nombramiento de personas de confianza o familiares, quienes frecuentemente no tienen el perfil adecuado para los desafíos a enfrentar.

Parece clave pensar en cómo renovar las mesas directivas con las capacidades necesarias a futuro y, para aquellos directores que permanecen, cómo apoyarlos en su desarrollo. Para eso, existen al menos cinco niveles en que un directorio puede evaluar su impacto y necesidad de cambio:

1° En el nivel más básico, el presidente hace una evaluación informal del directorio y habla de manera individual con algunos de los miembros de la mesa. Esta es una práctica altamente extendida en Chile, sobre todo en directorios compuestos por "consejeros de prestigio" o cercanos al controlador.

2° En el siguiente nivel, se hace una autoevaluación formal del directorio como colectivo, utilizando alguna herramienta más objetiva.

3° Luego se complementa la anterior con una autoevaluación individual por cada director, aunque siempre queda la interrogante de cuán autocrítico puede ser uno.

4° En el cuarto, un tercero evalúa al directorio como grupo.

5° Y en el nivel de mayor sofisticación, se agrega a lo anterior una evaluación individual de cada director.

En nuestra experiencia en este tipo de desafíos, la evaluación debe generar un diagnóstico claro y un plan de acción concreto a nivel grupal e individual. En tiempos de cambio, una evaluación y renovación del directorio bien hecha es además una señal inspiradora para la organización.

Gonzalo Larraguibel

Socio Virtus Partners


Fuente: www.pulso.cl

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