Afirmó que “hay una fantasía de creer que porque la empresa recauda los impuestos terminará pagándolo”. Acotó que “las rebajas de impuestos no se pagan por sí sola, y eso está demostrado sistemáticamente”.
Fuente: pulso.cl
Critica. Esa es la visión que tiene el académico de la Universidad Adolfo Ibáñez, Claudio Agostini, sobre cómo salió del Congreso la actual Reforma Tributaria, puesto que para él abrió espacios para la elusión y no generó ningún mecanismo para la inversión. Por esta razón, no comparte el llamado que ha realizado Hacienda de esperar que el actual sistema se implemente completamente antes de iniciar algún cambio. “Mientras antes se hacen los cambios mejor”, afirma. Sobre las propuestas tributarias de los candidatos presidenciales, el experto tributario dijo que todavía falta conocer detalles, pero entrega algunas luces de cuál es su postura: De partida dice que “la evidencia indica qu+e el mejor sistema es el integrado”, pero asegura que la menor recaudación de una rebaja en la tasa de impuestos a las empresas no se compensa con crecimiento: “El mayor crecimiento no genera la suficiente recaudación para compensar la baja de impuestos”. Asimismo, enfatiza que el avanzar hacia un sistema desintegrado es ir en la dirección contraria y atenta contra la equidad tributaria.
De las propuestas de los candidatos presidenciales que ya se conocen, ¿cuál es su visión sobre la idea de Sebastián Piñera de bajar la tasa impositiva a las empresas e integrar el sistema a la renta?
-La propuesta de Piñera aún es vaga. Sólo dice que quiere un sistema integrado y que habrá incentivos a la inversión y el ahorro. Comparto que el sistema tiene que ser integrado, y en eso en el mundo económico hay una visión unánime. Ahora debemos esperar para conocer más detalles.
¿Cuál debería ser el mejor incentivo para la inversión de un sistema tributario?
-Se debe crear un sistema como el Allowance For Corporate Equity (ACE), el cual permite deducir del impuesto a las utilidades tanto los intereses de deuda como una tasa de retorno libre de riesgo para el capital y la depreciación instantánea para todo evento.
Ambos mecanismos para la inversión estaban en la propuesta tributaria de Felipe Kast.
-La propuesta tributaria de Felipe kast era la más sólida. Además de incluir mecanismos para estimular la inversión terminaba con la renta presunta y subía el impuesto al diesel.
Ahora bien, la candidatura de Piñera también plantea reducir el impuesto a las empresas de 27% a 25%, ¿cuál debería ser el nivel de la tasa impositiva para una economía como la chilena?
-No existe una tasa impositiva ideal, porque la pregunta es cuánto se quiere recaudar y qué tan progresivo quiere que sea el sistema. La recaudación depende de lo que la sociedad quiere que el Estado haga: si quiere más o menos Estado. Ahora si uno mira la evolución de los países, a medida que el ingreso per cápita aumenta, crece la recaudación. Una explicación de eso es que los ciudadanos piden más y mejores bienes. Esta es una discusión del tamaño del Estado que queremos tener.
Desde el comando de Piñera han dicho que la menor recaudación por la baja en el impuesto a las empresas se recuperará con crecimiento, ¿es factible?
-No, en eso la evidencia académica es bien robusta. Hay casos en países concretos y en particular en Estados Unidos con Ronald Reagan como presidente, ya que cuando bajó los impuestos, el déficits fiscal fue enorme. Las rebajas de impuestos no se pagan por sí sola, y eso está demostrado sistemáticamente. El mayor crecimiento no genera la suficiente recaudación para compensar la baja de impuestos.
De Alejandro Guillier sólo se conoce que evaluarán la implementación de la reforma antes de iniciar alguna modificación, mientras que Beatriz Sánchez platea desintegrar el sistema, ¿cuál es su análisis de ambas ideas?
-La propuesta de Alejandro Guillier tiene algo que es curioso: dice que va a evaluar si el sistema semi integrado es el más apropiado y si no lo fuera, estaría dispuesto a avanzar hacia la desintegración, es decir, avanza en la dirección contraria. Lo mismo pasa con la candidatura de Beatriz Sánchez. Esto me llama la atención, porque hay algo que no se entiende bien: una cosa es quién recauda y otra quién paga el impuesto. Por ejemplo, el IVA lo recauda la empresa, pero quien paga es la persona al comprar un producto. Da la impresión que en la candidatura de Guillier y Beatriz Sánchez hay una confusión entre quién paga y quién recauda los impuestos.
¿A qué se refiere con que hay una confusión?
-Se dice que las empresas tienen que pagar sus impuestos, pero eso no va a ocurrir. La evidencia de 100 años nos dice que las empresas no pagan impuestos, sino que son las personas las que pagan el impuesto. Cuando uno pone un impuesto a una empresa, la empresa va a recaudar, pero no a pagar. La evidencia nos muestra que alrededor de 2/3 de los impuesto de primera categoría lo pagan los dueños de la empresas, y el otro tercio, se reparte entre mayores precios de los productos que vende la empresa, y eso se traspasa a los consumidores y otra parte hacia los insumos productivos que compra la empresa y eso lo pagan los trabajadores vía salario. Hay una fantasía de creer que porque la empresa recauda los impuestos es la que va a terminar pagándolo.
¿Por qué cree entonces que tanto Guillier como Beatriz Sánchez apuntan a desintegrar el sistema si es menos equitativo?
-Tiendo a creer que es algo más ideológico, que tiene una buena venta política. Se vende bien decir que las empresas son las que van a pagar impuestos, pero sorprende desde el punto de vista de equidad tributaria, desintegrar el sistema es muy inequitativo, destruye la equidad tributaria horizontal. Con un sistema desintegrado puede terminar con personas de bajos ingresos pagando impuestos. Por esto me cuesta entender que alguien proponga un sistema tributario desintegrado y le importe la equidad tributaria horizontal.
Al parecer en lo que sí hay consenso más allá de las distintas propuestas es que se debe cambiar la Reforma Tributaria
-No sabemos los números finales de la reforma actual. Pero una dimensión en la que se avanzó en la dirección equivocada es en tener dos sistemas: uno semi integrado que genera inequidad horizontal y el hecho de tener dos sistemas tributarios paralelos. No cabe duda que este sistema es más complejo que el anterior, más caro de administrar, de fiscalizar, y además crecieron los espacios de elusión.
“Hace falta alguna propuesta que apunte a crear una oficina presupuestaria en el Congreso”
¿Que la Reforma Tributaria no recaude los 3 puntos del PIB tiene que ver con que falta algún organismo que haga un contrapeso a los informes financieros de Hacienda?
-Sí. Esto se relaciona con que no hay ninguna entidad que le haga contrapeso a la Dirección de Presupuestos (Dipres). Y en este caso, la figura que me gusta más para Chile es el símil de la oficina presupuestaria que existe en el Congreso en Estados Unidos. Una entidad como esa evalúan los proyectos que ingrese el Gobierno al parlamento. Ellos pueden simular cualquier reforma, y sus datos no son cuestionados por nadie. Esto falta en la discusión interna de Chile, porque si hubiera habido un sistema como ese habría advertido que los números de recaudación de la Reforma Tributaria no daban.
Esto ha sido propuesto en el último tiempo por Espacio Público y el CEP, ¿qué tan lejos está Chile de tener una institucionalidad como la de EEUU?
-Estamos lejos. Se podría crear una entidad técnica, autónoma, independiente del Gobierno que asesore al Congreso. Hoy día más que nunca hay mucha gente interesada y capacitada para realizar este trabajo.
¿Por qué entonces no se ha avanzado?
-Por falta de voluntad política. La Dirección de Presupuestos sería la principal perjudicada, ya que el informe financiero lo hacen ellos, y nadie se los cuestiona, no se pueden replicar sus números. No hay capacidad para que los parlamentarios puedan cuestionar esos informes. La Dipres no tiene contrapeso en el Congreso.
Una idea como esta tampoco ha estado presente en ninguna candidatura presidencial
-Hace falta alguna propuesta de los candidatos presidenciales que apunten a crear una oficina presupuestaria en el Congreso. Hasta ahora lo que hemos visto son propuestas como la de Espacio Público y ahora la de Centro de Estudios Públicos. Desde los centros de estudios han salido ideas y ojalá los candidatos la puedan tomar.
“Estoy convencido que la Reforma Tributaria no va a recaudar los 3% del PIB”
El Gobierno ha dicho que se debe esperar a que la reforma tributaria esté implementada completamente antes de iniciar cambios.
-En el mundo ideal uno quisiera modificar el actual sistema lo antes posible. Si bien es difícil cambiar algo que todavía no se termina de implementar, es mejor que esperar. El sistema quedó demasiado complejo, sin incentivos a la inversión, con varias inequidades horizontales, entonces si uno quisiera tener un buen sistema tributario preferiría cambiarlo más temprano que tarde.
¿Existe certeza de que de que la Reforma Tributaria recaudará los 3 puntos del PIB que se prometío?
-Hay una trampa en cómo se han realizado los cálculos y es necesario explicitarlo. Cuando se analiza a nivel agregado la reforma, ésta ha ido recaudando lo que dijo que iba a recaudar, pero en el detalle de los componentes de ese total, hay un porcentaje importante de la recaudación que proviene de la amnistía tributaria, y que será transitoria. En este itém se esperaba una recaudación de US$ 90 millones y logró US$ 1.500 millones.
Entonces, ¿lo más probable es que no logre recaudar los 3% del PIB?
-Estoy convencido que esta reforma no va a recaudar lo que se prometió. Esto se relaciona con el diseño de la reforma que abrió espacios para la elusión y eliminó incentivos a la inversión. A ello se suma lo que ha pasado con el crecimiento. Esto recién lo vamos a saber con totalidad en abril de 2019. Y ahí este Gobierno ya no va estará
¿La primera reforma que ingresó al Congreso con un sólo un sistema general de renta atribuida era mejor que lo que terminó siendo aprobado?
-La reforma original que entró a la Cámara de Diputados destruía casi todos los espacios que existían para la elusión en este país. Esa era una de sus principales virtudes. Lo malo era que por alguna razón inexplicable destruyó todos los incentivos para el ahorro y la inversión y no establecía nada en su reemplazo.